Cuando el cielo se torne gris
y la lluvia acaricie tu cara, no temas,
pues asoma el sol sin darte cuenta,
apenas para iluminar esa sonrisa
que el tiempo quitó de bailar en tu rostro,
ya pasó el frío invierno
para dar paso a un nuevo agosto
con su calor y su antojo
de ver mundo sin dejar de sonreír.
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